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Durante la noche.
marzo 03, 2022

Hay un momento durante la noche, en el que la calma y la quietud dan rienda suelta a todos esos mundos imaginarios que viven contenidos entre las hebras de mi cabello, la llanura creada por la superficie de la cama se junta con los surcos de las sabanas, y sube la marea con cada respiración. Entre mis pestañas se forjan los cimientos de todas aquellas grandes historias que comencé pero nunca acabé, esas ideas que son acunadas por los hilos de la conciencia se entrelazan con todo aquello que deseo, haciéndose un lugar entre tanta pesadumbre, asegurándose de no ser olvidadas, esperando el mejor momento para salir y vestirse de bellas letras, formándose sobre palabras curiosas que tienen todas sus propias historias, vienen al mundo como una pequeña llama, con un poder forestal, pero tan discreto como un susurro.

Hay momentos durante la noche en la que la penumbra da hogar a todas esas criaturas que me consumen, le da rostro al dolor y fuerza a las pesadillas que se arremolinan profundo, agitando la marea, deshaciendo los surcos de mis sabanas y haciéndolos en mi cabello, creando montañas sobre el llano, y abriendo un mar de agitadas aguas que inundan incluso al mas puro deseo. El fuego se hace forestal, los susurros se cansan y se vuelven gritos. Es una oscura y profunda tempestad que muchas veces no encuentra alivio y se hace iracunda sobre si misma, la furia encuentra hogar sobre mis brazos, el dolor se anuda en mi garganta, y la impotencia me desborda la mirada. Sin embargo, hay otras noches en las que nada de eso esta ocurriendo, en las que simplemente toda esa quietud esta presente dentro de mi, y quizá el fuego de mi pupila se haya apagado, que reine sobre mi la paz absoluta y mi alma se haya adormecido con los arrullos de un suave viento.
Hay noches en las que mi corazón susurra en voz alta tantos sueños y anhelos, la luz entra por la ventana y me recuerda que el mundo no es tan oscuro, pero la soledad de esta habitación retumba con tanta fuerza sobre mis huesos, que puedo escucharlos crujir con el paso de cada segundo. Es una preciosa sinfonía silenciosa que jamás podrías escuchar con el cuerpo, pero si con el alma, es una orquesta que vibra con el corazón y es dirigida por cada rayo de luna que logra colarse por los cristalinos vidrios que separan mi pequeña burbuja del bullicio de un diciembre, la fiesta y los himnos de año nuevo.

En ocasiones olvido que en esta misma habitación han nacido y terminado infinitas historias, aquí, en esta biblioteca, donde ningún verso ha sido escrito por mi, he vencido luchas infinitas, estos libros escucharon los primeros llantos lanzados por mi, risas desde la cuna, o reclamos que yo misma alcé al cielo durante la adolescencia. Esta habitación no es solo la noche, de alguna forma es mi vida, una vida entre libros que jamás abrí y mucho menos comencé, supongo que ahora en esta noche, existiendo entre tantas paginas, estoy intentando encontrar mi renglón, mi punto aparte, mi entrada, un espacio entre un punto y una coma para existir y aliviar de una vez el nudo que ata mi garganta en medio de este infinito diciembre.
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